Un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston expone que los niveles más altos de estrés están asociados a las menores probabilidades de concebir en las mujeres.

El estudio publicado en el American Journal of Epidemiology expone que los investigadores utilizaron datos siguiendo a parejas durante 12 meses o hasta el embarazo, lo que ocurriese primero, analizando a un total de 4,769 mujeres y 1,272 hombres que no tenían un historial de infertilidad.

Midieron el estrés percibido utilizando la versión de 10 ítems de la escala de estrés percibido que está diseñada para evaluar cuán impredecible, incontrolable y abrumador se encuentra el individuo ante las circunstancias de la vida. Los cuestionarios de referencia también incluían una serie de factores demográficos y de comportamiento, incluidos la raza/etnia, los ingresos familiares, la dieta, el sueño y la frecuencia de las relaciones sexuales.

En promedio, las puntuaciones iniciales fueron aproximadamente 1 punto más altas entre las mujeres que entre los hombres, y las puntuaciones promedio de seguimiento entre las mujeres se mantuvieron bastante constantes durante los 12 meses que participaron en el estudio.

Los investigadores encontraron que las mujeres con puntuaciones de al menos 25 tenían un 13% menos de probabilidades de concebir que las mujeres con puntuaciones menores de 10. Esta asociación fue más fuerte entre las mujeres que habían estado tratando de concebir no más de dos ciclos menstruales antes de unirse, que entre mujeres que habían estado intentando durante tres o más ciclos antes de inscribirse. La asociación también fue más fuerte entre las mujeres menores de 35 años.

Los investigadores encontraron que, si la relación entre niveles más altos de estrés y menores probabilidades de concepción es una asociación causal, una pequeña proporción de esa asociación podría deberse a la disminución de la frecuencia de las relaciones sexuales y al aumento de la irregularidad del ciclo menstrual.

Los investigadores no encontraron una asociación entre la puntuación de los hombres y la probabilidad de concebir. Sin embargo, las parejas en el estudio eran aproximadamente un 25% menos propensas a concebir cuando la puntuación del hombre era inferior a 10 y la de las mujeres era de 20 o más.

La Naprotecnología se ocupa de contemplar el efecto del estrés en las mujeres que tienen dificultades para lograr el embarazo. La herramienta que utiliza es el Método Creighton, el cual se basa en un sistema de observación y registro en el que la mujer puede identificar claramente cómo el estrés influye en sus ciclos. No sólo es capaz de notar las irregularidades, sino también de poder identifcar los días fértiles a pesar de los cambios.

Las circunstancias más comunes ante la preencia de estrés son la presencia de ciclos secos o ausencia de moco cervical de calidad causados por un estrés crónico o lo que se conoce como “doble pico” ocasionando una dilatación en la ovulación y por tanto ciclos más largos. En este caso el proceso de desarrollo folicular es interrupido ante la presencia de estrés como un mecanismo natural del cuerpo al no considerarlo un buen momento para el embarazo. Analizando estos marcadores biológicos, también el seguimiento Napro incorpora la dimensión emocional durante todo el proceso para ofrecer ayuda durante el tratamiento.

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